“Pochi vedono cosa siamo, ma tutti vedono che aspetto abbiamo” Niccolò Machiavelli
He escuchado muchas veces decir que los revestimientos en iglesias de distinto credo son despilfarros. No tengo ese pensamiento ya que más allá de lo maravillosas que son algunas, el arte es y ha sido motor de la economía. Por supuesto, en algunos lugares los costos de las materias primas favorecen los emprendimientos, basta recordar las canteras de Italia y Turquía, cuya piedra ha sido trabajada por manos de artistas y artesanos. Sin embargo mucho de lo que se ve es aparente.
Faux es un término en francés que significa falso, parecido o imitación de algo. En las artes decorativas el término es empleado cuando se aplica para una técnica que busca imitar la naturaleza, ya sea materias orgánicas como inorgánicas.
Existen muestras de imitaciones que han sobrevivido milenios, recordemos restos de maderas veteadas de Egipto, murales en Pompeya y otros. Más cercano en el tiempo John Taylor, Thomas Kershaw y Cornelius Hebing, artistas que trabajaron en el siglo XIX, establecieron patrones en sus obras difíciles de ser igualados en la actualidad.
Faux marble y faux finished (falsos marmolados, falsos acabados) son sin duda engaños que bien hechos pueden ser magistrales. Por ello, cuando los veas, si puedes, apoya la palma de tu mano y siente, siente su temperatura y textura, luego habla.